No le ha quedado ninguna


De las mujeres que tuvo
no le ha quedado ninguna,
cuando perdió la fortuna
ningún poder las retuvo.


No creo que le remuerda
por sus hijos la conciencia
sino que de la opulencia
¡ya se le acabó la cuerda!
Toda la gente recuerda
que hecho un bacán anduvo,
la realidad lo detuvo
al ver vacía su cuenta
y con nostalgia comenta
de las mujeres que tuvo.


Sus pasos se dirigieron
voluntarios al relajo
y al verle bien gordo el fajo
las mujeres se prendieron.
Rápido lo convirtieron
en hermano de la hambruna,
anda mirando a la luna
cual mujer que está en el cielo
¡ay! puesto que a ras del suelo
no le ha quedado ninguna.


Cuando a alguna detiene
a ver si se acuerda de él
ésta le responde cruel
“no eres ya quien me conviene”.
Pelado está que no tiene
ni pa’ comprarse una tuna,
con destino pa’ la puna
en secreto se prepara,
de imbécil era su cara
cuando perdió la fortuna.


Con este amargo café
adiós dice a los placeres
de este tipo de mujeres
ha perdido toda fe.
Muy tarde ha notado que
su plata las entretuvo,
las lágrimas no contuvo
lloró más que Magdalena
al ver que a nena tras nena
ningún poder las retuvo.


* planta de la décima “Don buenagente se llama” de Nicomedes Santa Cruz

© 2005 Luis Bárcena Giménez

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