Los hierros del prisionero


Los hierros del prisionero
hacen sangrar los tobillos.
Cepos, cadenas y grillos
oprimen al mundo entero.


Sin mucho polemizar
en este mundo con clavos
unos nacen para esclavos
y otros para esclavizar.
Esto de martirizar
es un viejo derrotero
y en su afán el carcelero
por liberarse de un peso
con saña fraguó para eso
los hierros del prisionero.


El hombre ¡cruel enemigo!
cansado de poner yugos
busca en los hierros verdugos
quien lo supla en dar castigo.
Y este metal es amigo
de los oscuros pasillos,
de ordinarios y caudillos
que van al lugar sin lumbre
los hierros llenos de herrumbre
hacen sangrar los tobillos.


Los que poder ostentaron
construyeron sus fortines
y a sus siervos y mastines
con sangre los bautizaron.
Para someter usaron
sus espadas y cuchillos,
a los grandiosos castillos
por ver se forman tumultos
y hay en su interior ocultos
cepos, cadenas y grillos.


Los que poder ahora ostentan
“quieren paz universal”
usan la doble moral
y una contienda se inventan.
A los débiles enfrentan
con un odio carnicero,
epílogo verdadero:
Con renombre o sin renombre
las manos del propio hombre
oprimen al mundo entero.


* planta de la décima “El jilguero que bien canta” de Nicomedes Santa Cruz

© 2005 Luis Bárcena Giménez
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