El hombre es inteligente
y a la vez contradictorio:
se hacina en un promontorio
sobrándole Continente.
El hombre ¡es! no se supone
un animal racional
gusta del bien y del mal,
se compone y descompone.
Cuando este se propone
es el ser más consecuente
y aunque muchísima gente
hace recordar a Judas
o vive en un mar de dudas
el hombre es inteligente.
Cuida mucho la apariencia
y sus formas idiomáticas
bajo cartas diplomáticas
tiene lista la violencia.
Y viéndolo con frecuencia
del mundo en el consultorio
diré que su repertorio
por ambiguo no es fiable
porque el hombre es razonable
y a la vez contradictorio.
De la conquista en el tren
pese a que vaya despacio
dizque por faltarle espacio
se sube en un santiamén.
Su tierra no es el edén
mas tampoco el purgatorio
tal vez su afán migratorio
lo empuje a ciertas alturas
que habiendo extensas llanuras
se hacina en un promontorio.
El triunfo y satisfacción
alientan a su quimera
y la realidad lo espera
con fracaso y frustración.
Y entre mucha población
es “normal” que ande caliente,
por buscar lo “conveniente”
solito se martiriza
pues la ciudad “tuguriza”
sobrándole Continente.
* planta de la décima “Ruso y norteamericano” de Nicomedes Santa Cruz.
© 2007 Luis Bárcena Giménez
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