En esta vida fortuita
de dichas inenarrables
las cosas más agradables
felizmente son gratuitas.
El dinero se hace humo
el humo se vuelve lluvia,
de negra o de mujer rubia
la sangre se hace grumo.
En un mundo de consumo
se es austero o sibarita,
con la alegría o la cuita
que cambian nuestro semblante
nos damos a cada instante
en esta vida fortuita.
Cuando apartamos el vil
comportamiento inhumano
y brindamos a otro humano
una caricia sutil.
Cuando teniendo el fusil
no matamos animales,
cuando los grupos raciales
dejan sus enfrentamientos
estos sí que son momentos
de dichas inenarrables.
Es de ley tener afán
por procurarnos el cobre
y es más grato con un pobre
saber compartir el pan.
El cariño que nos dan
nuestras madres honorables,
de mujeres respetables
tanto el amor y el placer
con justicia suelen ser
las cosas más agradables.
Las plantaciones de rosas
en el jardín de nuestra alma,
las llamadas a la calma
en situaciones odiosas.
Las acciones bondadosas
y las gracias infinitas,
las idas sin previas citas
con nuestra paz interior
y también con el Señor
felizmente son gratuitas.
* planta de la décima “La plata es muy codiciada” de Nicomedes Santa Cruz
© 2005 Luis Bárcena Giménez
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