Te cambiaste las chancletas


Te cambiaste las chancletas
por zapatos taco aguja,
y tu cabeza de bruja
la amarraste con peinetas.


Caminando ¡refunfuñas!
porque dicen los malevos
“para usar zapatos nuevos
hay que asearse las pezuñas”.
Pues suponen que tus uñas
de mugre estarán repletas,
de tu nariz las aletas
se ensanchan hasta el confín
cuando te gritan ¡por fin!
te cambiaste las chancletas.


Tú no te quedas atrás
y ufana el cuerpo moviendo
caminas como diciendo
¡yo soy quien marca el compás!
Y en todo paso que das
cada zapato te estruja,
no mides si alguien te empuja
como si metes la pata
y desembolsas la plata
por zapatos taco aguja.


Caíste en la tentación
de imitar a gente blanca
y a esta gente ¡a la franca!
no le llamas su atención.
Creyendo ser sensación
vas metida en tu burbuja
y el noble como el granuja
con más temor que respeto
te miran el esqueleto
y tu cabeza de bruja.


Mas con afán de mofarte
de dos negros que babean
posas para que te vean
cual si fueses obra de arte.
¡No podías ni peinarte
por ser tus mechas inquietas!
probaste muchas recetas
sobre tu testa endiablada
hasta que un día “inspirada”
la amarraste con peinetas.


* planta de la décima “Cómo has cambiado, pelona” de Nicomedes Santa Cruz

© 2005 Luis Bárcena Giménez
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