Por tu día, hombre derecho


Por tu día, hombre derecho
tengo listo en la garganta
un cantar que se levanta
desde el fondo de mi pecho.


En lo más alto tú guindas
la palabra: rectitud
y te digo: con salud
prosigue así y no te rindas.
La amistad que tú me brindas
no es quimera sino un hecho,
con un abrazo te estrecho
y lo mejor he de darte
pues vine a felicitarte
por tu día, hombre derecho.


De la convulsa ciudad
¡oasis de paz tu hogar!
donde tu modo de obrar
trasmite serenidad.
Tú regaste la amistad
como se riega una planta
y ya que mi dicha es tanta
como grande el universo
un canto en tu honor inmerso
tengo listo en la garganta.


Te vi en más de una ocasión
solícito dar la mano
como se brinda a un hermano
sin mirar su condición.
Hoy en mi alma hay emoción
¡hombre tú no sabes cuánta!
y si el jilguero bien canta
yo no me le quedo atrás
y tengo como jamás
un cantar que se levanta.


Y este canto que divierte
también tiene otra función
allí expreso mi oración
y oro por tu buena suerte.
¡Por Dios que no quiero verte
nunca postrado en el lecho!
bajo tu cálido techo
y ante la gente te digo:
Me precio de ser tu amigo
desde el fondo de mi pecho.


* planta de la décima “Serenata” de Nicomedes Santa Cruz

© 2005 Luis Bárcena Giménez
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