Quisiera librar al mundo
de tu macabra misión.
Quisiera darte prisión
en un abismo profundo.
Muerte que a todos quieres
llevarnos en tu carreta
tu mal hacer no respeta
niños, hombres y mujeres.
A todos tus caracteres
mi antagonismo es rotundo,
de ese aroma nauseabundo
con que arrebatas la vida
más tu estampa aborrecida
quisiera librar al mundo.
Tú, violenta o natural
por solo un afán perverso
de antaño en el universo
de la vida eres rival.
En tu campaña mortal
no hay tregua ni concesión,
tú viertes sin compasión
por doquiera tu veneno
y quisiera ser el freno
de tu macabra misión.
Es mucha tu autoexigencia
porque llegada su hora
si algún humano demora
te mueres de la impaciencia.
De ti la ingrata presencia
no trae más que confusión
puesto que no es ilusión
tu maldito derrotero
cual eterno carcelero
quisiera darte prisión.
El ser viviente fenece
a veces sin darse cuenta
pues tú siempre estás atenta
y haces lo que te apetece.
Como humano me entristece
ver a otro hombre moribundo,
me bastaría un segundo
si yo tuviese poder
para obligarte a caer
en un abismo profundo.
* planta de la décima “Muerte, si otra muerte hubiera” de Nicomedes Santa Cruz.
© 2007 Luis Bárcena Giménez
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