Por la gripe que he cogido me ha recetado el doctor cataplasmas del olvido con fomentos de otro amor.


Tras la angustia va la suerte


Tras la angustia va la suerte
tras el llanto las sonrisas
tras los huesos las cenizas
y tras la vida la muerte.


La existencia es un concurso
de cosas malas y buenas
y entre alegrías y penas
el hombre le sigue el curso.
De la vida en el transcurso
con gran ilusión se advierte
que en el débil y en el fuerte
el quebranto es pasajero
pues retomado el sendero
tras la angustia va la suerte.


Bajo los cielos celestes
no se sabe por qué influjo
pocos disfrutan del lujo
y muchos sufren las pestes.
La fortuna tiene huestes
sumisas e insumisas
y en este mundo de prisas
como de egoísta afán
para disimular van
tras el llanto las sonrisas.


Hay gente con el dilema
de si vivir o morir
y si decide vivir
ser eterno es el problema.
Todo esqueleto se quema
entre las llamas rojizas,
cual partículas calizas
contrariando a los gusanos
van de los seres humanos
tras los huesos las cenizas.


Del deshielo del glaciar
nace humilde el riachuelo
para en lluvia desde el cielo
soberbio caer al mar.
Y del humano a pesar
de que en polvo se convierte
el ciclo no queda inerte
por una ley repetida:
tras el embrión va la vida
y tras la vida la muerte.


* planta de la décima “Nada en este mundo dura” de Nicomedes Santa Cruz.

© 2007 Luis Bárcena Giménez

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