África tierra sin frío,
Madre de mi oscuridad,
cada amanecer ansío
tu completa libertad.
Yo sueño y sueño despierto
mentalmente me transporto
y así la distancia acorto
entre tu puerto y mi puerto.
Desde el Sahara tu desierto
hasta el Nilo tu gran río
no he visto rostro sombrío
y aunque padece tu gente
va cantando alegremente
África, tierra sin frío.
Por la sangre de mis venas
corre tu duro pasado
y aunque nací liberado
comunes son nuestras penas.
Tu raza con sus faenas
aportó a la humanidad,
la tan nombrada igualdad
mira para otro lado
cinco siglos han pasado
Madre de mi oscuridad.
Tu llamado con frecuencia
lo escucho por donde voy
y me alegra porque estoy
bien presente en tu querencia.
Ya que africana es mi herencia
conocerte yo confío
desde un rústico bohío
y de tu selva al amparo
mirar el Kilimanjaro
cada amanecer ansío.
Sigues sufriendo el castigo
de múltiples injusticias
sin embargo tú acaricias
con la mano de un amigo.
El mundo tiene contigo
deuda de fraternidad,
por mi africanidad
y por tu inmensa valía
ruego a Dios que llegue un día
tu completa libertad.
* planta del poema “Congo libre” de Nicomedes Santa Cruz
© 2007 Luis Bárcena Giménez
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