Se acabó la enemistad


Se acabó la enemistad
con un abrazo paterno,
el viejo me dijo “Yerno”
y yo le dije “¡Papá!”.


Junto con mi adoración
abordamos a su padre
pa’ que de una vez encuadre
nuestra humana situación.
Dando su autorización
ingresé a su sociedad
y en fiesta de vecindad
tratamos diversos temas
después de tanto problemas
se acabó la enemistad.


- Tú ganaste ¡bienvenido!
me dijo en forma amistosa
- pero te advierto una cosa
¡no te la des de bandido!
Como hombre precavido
me anotó en su cuaderno
y yo cual un subalterno
que respeta el uniforme
del “jefe” quedé conforme
con un abrazo paterno.


Y sin que pueda moverme
quedé a su disposición
puesto que era su intención
trago y comida meterme.
Tiempo atrás quería verme
quemándome en el averno,
arrugado estaba el terno
por las muestras de cariño
y pese a mi desaliño
el viejo me dijo “Yerno”.


Y su boca de escabeche
la acercó pa’ susurrar
- ahora sí puedes cantar
¡canta pues arroz con leche!
Sin que su madre sospeche
¡ya mi novia estaba en Fa!
Él reía ¡ja ja ja!
yo reía ¡ji ji ji!
luego él serio dijo ¿i?...
y yo le dije “¡Papá!”.


* planta de la décima “Voy a cantar un palmero” de Nicomedes Santa Cruz

© 2007 Luis Bárcena Giménez
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