Sufriendo de mal de amores


Sufriendo de mal de amores
mi madre fue mi consuelo.
Vencido por el desvelo
mitigó mis sinsabores.


Cuando estudiante un buen día
de una chica me “templé”
y amor le manifesté
creyendo que me quería.
Pensando en ella hacía
del colegio, las labores
y a exigentes profesores
yo les demostré mi ciencia
mas pasé la adolescencia
sufriendo de mal de amores.


Empecé a desmotivarme
hasta pa’ jugar pelota
y por eso mi patota
quiso a su modo “avisparme”.
Me llamaban pa’ ayudarme
y me tomaban el pelo,
De estos tenía recelo
pues decían que ¡era un chiste!
y en esa etapa tan triste
mi madre fue mi consuelo.


Hasta las “caiguas” estaba
tan lleno de pesimismo
que inquiriéndome yo mismo
¡caliente me contestaba!
En el día caminaba
con el alma por el suelo,
mirando en la noche al cielo
la buscaba en cada estrella
cayendo sin verla a ella
vencido por el desvelo.


Mi viejita aunque atareada
y que a diario me alentaba
se dio cuenta que miraba
pero no veía nada.
Y ella siempre abnegada
dejó a un lado sus dolores
espantando mis temores
y el resquemor infernal
con cariño maternal
mitigó mis sinsabores.


* planta de la décima “La madre, para cien hijos”de Nicomedes Santa Cruz

© 2007 Luis Bárcena Giménez
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