La mujer, desde que nace
lleva guardado un tesoro
que ofrecerá con decoro
a quien con ella se case.
Nuestro Dios con buen hacer
le dio al hombre compañera
y la serpiente rastrera
le dio el toque de placer.
No existe en el mundo ser
que su reinado amenace
no hay varón que la rechace
cuando se quiere la alhaja
por eso tiene ventaja
la mujer, desde que nace.
Siglos de este menester
que se resume en la cama
muestran que al varón, la dama
el juicio le hace perder.
Basta solo una mujer
para llenar un aforo,
lo sabe el cristiano, el moro
por pecado original
que en su cuerpo virginal
lleva guardado un tesoro.
En una mujer de honor
la entrega no es a cualquiera
ni es la noche pasajera
a la que asalta el calor.
Correspondiendo al amor
de un individuo canoro
esa piel poro por poro
en almibarada luna
será toda la fortuna
que ofrecerá con decoro.
La dama al varón doblega
sin ayuda del demonio
puesto que es el matrimonio
la antesala de la entrega.
Y dichoso aquél que llega
con la mujer a esta fase
no va a sufrir un impase
y tampoco resistencia
porque dará su querencia
a quien con ella se case.
* planta de la décima “Mi pequeño capullito” de Nicomedes Santa Cruz
© 2005 Luis Bárcena Giménez
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